4 comentarios

  1. Rafael Pinto

    Creo que es una postura interesante. No muy común, por eso menos discutida.
    Me gusta que la sometas a consideración por aquí.
    En mi caso, ya lo sabes, soy un poco más conservador. Diría que tomo en cuenta lo que pensadores muy sólidos y reconocidos en sus ámbitos y épocas, han dicho ya sobre esto. Tomo en cuenta también el conocimiento empírico que ya se ha acumulado. Esas dos grandes razones me invitan a tomar distancia de lo que dices, pero en ningún caso lo rechazaría. Tu reflexión tiene un valor intelectual indudable: Provoca y alienta el debate.

    Responder

    • En primer lugar, ¡gracias por tu comentario Pinto!
      Entiendo que tú tienes mucha más lectura sobre el tema que yo, y no me puedo permitir algo así como discutir los argumentos de los pensadores sólidos. Aún así discutiría eso de que no es una postura común y matizaría que cierto conocimiento empírico ha sido la razón por la que he llegado a esta reflexión, cosa que a lo mejor no se nota si no se entiende el contexto en el que se enmarca este pequeño eslabón, que por cierto tiene poco valor intelectual por sí solo. La economía mundial está cambiando a pasos de gigante gracias al internet (dicho de una forma muy abreviada), y eso no tiene tanto que ver con el derecho a votar lo que se nos cruce por delante como con las maravillosas ideas que surgen de la esfera hacker que construyen nuevos sistemas suficientemente poderosos como para ‘competir’ con el sistema que impera. En el fondo lo que vengo a decir, democracia sí, pero no la que decís «vosotros». Es decir, creo más en el poder de las buenas ideas, que en el poder del pueblo.

      Responder

  2. Sinceramente, no puedo ya ver la democracia mas que como la dictadura de la mayoría, un mal aceptable ética y pragmáticamente sólo hasta la salida de la autovía, o sea, para regular relaciones de vecindad.

    Y luego está el grave problema con lo «empírico» en ciencias sociales: es como poco difícil determinarlo, y más difícil aún interpretarlo. El sesgo más extendido es la falsa correlación: «la democracia trae progreso», «el Estado es el que garantiza X» o «quien visita museos vive más tiempo». Y en ese sentido, como bien dices en el post respecto a las libertades y la democracia, atribuir a uno de los actores presentes (sólo por estar presente) la mayor responsabilidad en la evolución de un «fenómeno».

    Responder

Responder a Rafael Pinto Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *