Me hice adulto y tuve que inventarme una nueva historia. Una en la que tenía planes de estudio, un trabajo y una mujer. Una en la que cuidaba de mi físico y tenía contactos con gente interesante. Una en la que entrenaba mi cuerpo y mi mente, en una lucha por ser feliz algún día, igual que los demás. Una de mentira.
Una de mentira, porque en realidad sigo siendo un niño y así pienso llegar a viejo de todas formas. Así que no veo razón por la que no ser feliz ya.