Realmente apasionante libro, escrito por Hakim Bey y editado en español por David de Ugarte, que se centra en acuñar el concepto de las Zonas Temporalmente Autónomas (ZTA), un fenómeno que se lleva dando desde siempre pero que está cobrando un especial interés en la era de la supervisión. Digamos que a todo sistema, se le puede asociar uno, o muchos, anti-sistema(s) y no-sistemas, lo cual crea un juego de realidades que se retroalimentan y conforman el mapa de la sociedad «tal y como lo conocemos». ZTA (el libro) analiza las estas relaciones y se centra en crear una base para preguntarse cómo crear ZTAs de forma liberadora (valga la redundancia).
Antiguamente, cuando el mundo permanecía aún en grandes trozos «sin descubrir», la cosa era, quizás no más fácil de hacer, pero sí más fácil de explicar: en los casos más simples una comunidad «desertaba» del estado que la gobernaba y ocupaba un lugar no ocupado, o fácil de ocupar, para crear «no-sistemas» que acogían a cualquiera y lo dejaban vivir en paz. Está claro que ésta es una descripción muy simplificada, pero para poner en contexto basta. Un ejemplo mencionado en el libro es el de los piratas, que se dedicaban a liberar esclavos y a saquear a saqueadores para vivir a su manera, satisfaciendo sus pasiones: arte, conocimiento, fiesta, aventuras, etc.
El mundo actual, a nivel físico, digamos que está completamente descubierto. A primera vista se puede pensar que debe ser bastante más complicado lograr ZTAs, pero pensemos por un momento en el conjunto de todos los gobiernos del mundo como un gran imperio romano. Recordemos que cuando el Gran Imperio alcanzó el máximo de su extensión empezó a perder el control sobre muchos de sus rincones. A un nivel bastante más complejo, eso es lo que está pasando. El Gran Imperio de imperios que dice cubrir el mundo entero ya no siente sus extremidades. Y ya no sólo es su incapacidad de controlar todo el mapa físico sino la imposibilidad de controlar las interminables redes «psicológicas» que se han creado sobre él.
En este marco no sólo puede que incluso sea igual de complicado (o fácil) que antes crear ZTAs (la complicación de generar dicho fenómeno, depende de los objetivos, de los integrantes y del contexto y puede oscilar de la nada al todo) sino que se vuelve mucho más interesante analizar estos fenómenos dada la amplitud de posibilidades que ha aparecido en este nuevo siglo. De hecho me atrevería a suponer que hay ya (ha habido siempre) una considerable parte de la sociedad que prácticamente se mueve de ZTA en ZTA durante toda su vida y sólo se nutre del sistema de una forma muy básica y resiliente, logrando gran independencia del mismo.
Si hay un ideal de humano libre, es el del humano que logra vivir la mayor parte de su vida en ZTAs. No olvidemos que ZTA es un concepto muy amplio, no necesariamente ha de ser un lugar en el que vivir, puede ser una fiesta de una tarde, una guerra, una manifestación, el taller de un artista, un barco, un pueblo abandonado y ocupado, un servidor en la red no «registrado» por google, etc. Lo cual le quita al concepto mucho de utópico y le otorga la sobriedad necesaria para ser estudiado como fenómeno que ocurre constantemente y que interesa a todo aquél que, dicho muy llanamente, huya de la esclavitud de los estados y busque su máxima expresión como ser creativo o consumidor de emociones incontroladas, es decir, sea hacker de corazón. No se trata de derribar ningún sistema, se trata de crear, o descubrir, pequeños enclaves a la sombra de toda ley que nos permitan, por lo menos temporalmente, actuar «libres como el primer mono», o para quien no guste de expresarlo así, sólo depender de las convenciones de la comunidad que comparta esa ZTA.
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