Televisión y una habitación de hotel para mí solo. Más de lo que pudiera pagar, sin pagar. Lujo y comida, las navidades de tus sueños. No las quiero. Toma. Lo hago porque, bueno, pienso que así te hago una alegría. Almenos parece haber algo digno en el sacrificio. Aunque de qué sirve entre que no me entiendes y parece que no quieres escuchar… tienes razón, ha llegado el punto en el que yo tampoco quiero, «dejémoslo para cuando nos veamos». Incluso diría que estoy enfadado si no fuera tan relativista, pero en todo caso lo estaría conmigo, y eso es absurdo ¿no?
Te quiero. Te quiero con locura, pero quisiera que fuera más fácil. Desearía hablar de algo interesante para tí sin más, pero no soporto ese tipo superficialidad. Aunque lo parezca, no pretendía acusarte, de hecho espero equivocarme. Siempre pensé que era una bendición, pero supongo que es mi condena. Soy tozudo. Ya no espero que me entiendas, ni que tengas el tiempo. Pero mira la parte buena en esto. Más me alegraré el día que te lo tomes. O lo intentes.
Por ahora sé feliz. Me contentaré.
Feliz navidad