Alemania. Sueños, esperas, viajes, burocracia, trabajo, incertidumbre, pesadillas y soledad. Fueron las primeras impresiones de septiembre. La niebla se diluye por momentos, pero este es un país frío y húmedo, aparte poco humano para quien no forma parte del engranaje. Al menos eso parece, no se qué queda detrás de la niebla más lejana, hay un horizonte pero no lo reconozco deltodo. Pero tampoco es para tanto drama, mientras yo siga joven, pueda establecer contactos y construir pequeñas redes y mi abuela me invite a ver conciertos de órgano en la catedral, conciertos de orquesta y óperas, en el fondo vale la pena. Por cierto, nunca imaginé que mi abuela fuera una persona tan sana y desenvuelta, probablemente la más cuerda de la familia, grato descubrimiento.
La primera semana de trabajo ya fue una liberación, por fin conocí alguna gente, amable o menos amable, pero cayeron algunas risas y estímulos externos. Pero no sólo eso, porque me puso frente a frente con nuevos problemas e incluso con algunos miedos y dudas, eso que no le gusta a nadie «normal». En primer lugar, las autistas son gente complicada, y roba energía interactuar con ellos, cada uno es distinto y cada uno es difícil de manejar. No diría que son completamente tontos, simplemente son torpes, pero cuando quieren estar en su mundo, llamar la atención o jugártela no dudan en hacerlo y tienen las técnicas más refinadas, y si eres buena persona con ellos lo aprovechan. Tengo mucho que aprender de estas situaciones. Por otra parte, llegué a sentirme algo impotente por estar tan lejos de mi gente y mi familia y no tener tiempo para pensar en soluciones para mis planes de futuro, ni tener nervios para comunicarme sin transmitir pesimismo, en lo cual no quiero profundizar mucho más, pero me pasó factura un par de días. Por ahora ya se me ha pasado el bajón y veo el sol. Tengo que aprender a relajarme en situaciones de tensión y guardarme ese tipo de tareas relacionadas con grandes planes para los momentos de paz. No sé si me explico. Aún así, lo dicho, ya fue una puerta abierta poder trabajar allí y poder conversar y compartir impresiones con gente ajena. Y así pasó mi primera semana de trabajo.
El fin de semana siguiente tuve el honor de que contactara conmigo uno de los compañeros de la guardería, uno de esos de los que uno no se acuerda, pero cuyos padres siguen en contacto con los tuyos y a los que acabas reencontrando. Fue un encuentro grato, nos llevamos bien, como si siempre hubieramos seguido siendo amigos y no hubieramos distanciado nuestros gustos. Es un tío enrollao y por primera vez tuve un poco de vida nocturna en esta ciudad que me parecía tan muerta. Empezamos echándonos a la búsqueda de alguna tiendecita turca en la que vendieran cervezas un domingo por la noche y nos echamos unas cuantas al bolso. Nos sentamos en un parque a tomárnoslas y a conversar sobre múltiples cuestiones prácticas y filosóficas que nos atañen. Llegó el momento en el que nos pusimos a hablar sobre marihuana, yo hace tiempo que no pienso siquiera en el tema, pero a él le entraron ganas de conseguir algo, una misión divertida en una ciudad ajena en un país ajeno, yo no dije ni que sí ni que no, le seguí la corriente. Acabamos a las doce de la noche en una jam session en el “Flowerpower“, un bar de hippies cincuentones y jóvenes artistas revolucinarios y fumetas. Me sentí como en otro mundo, en otra época y me emocioné. Ya no es que comparta demasiada ideología con ese tipo de gente, pero ese ambiente, en ese preciso momento, me gustó, me devolvió a la infancia.
La semana completa a partir de allí fue una terapia de choque constante, y esta vez para bien. Seminarios, gente nueva, compañeros de clase, ejercicios en grupo, excursiones escolares… esas cosas que no me suelo tomar en serio pero que sirven para aprender a acercase a personas desconocidas, por lo menos divertido. Y justo cuando hacía falta, la semana anterior había sido durilla para mi moral. Una de las primeras cosas que me impresionó fue que pudiera haber tanto silencio de golpe en un aula llena de jóvenes y sin un profesor. Realmente misterioso. Pero bueno, los organizadores organizaron bien y lograron que entraramos en confianza rápidamente, tuvimos ocasión de presentarnos ante el grupo de varias maneras y en varios aspectos. Entre otras actividades divertidas, fuimos a escalar a una especie de parque de escalada, fui de las dos únicas personas que se atrevieron a rondar por el nivel superior, 9 metros, nada del otro mundo, me hizo pensar en lo pronto que la gente acepta la vejez, y eso que yo era el segundo mayor de todos… cobarde generación la mía. Aparte de eso, el martes de esa semana pude asistir por primera vez al encuentro semanal de Go de Magdeburgo, muy interesante, jugadores de bastante más nivel que yo, que en gran parte juegan desde antes de que yo naciera. He aprendido mucho en los dos encuentros que llevo, y lo que me queda.
Terminada la semana no pude aguantar más la necesidad de contactar con una conocida de mis padres, que por cierto tambien habla español y que, por lo tanto, puede darme algún consejo más cercano a mi realidad. Por el teléfono no di con ella, sino con su hijo, otro amigo desconocido de la infancia, bueno, recordamos aún algún reencuentro de nuestra adolescencia, pero poco más. Curiosamente, al igual que el compi de la semana anterior, tenemos la misma ciudad natal, y este, además, es bilingüe como yo, asi que tenemos ya un par o tres cosas en común. Y así cayó otro viernes de cervezas y largas conversaciones interesantes, realmente valioso para mí en esta soledad. Y poco a poco puedo ir afirmando que me gusta este sitio, almenos también hay rap, jóvenes y, más importante, Go.
Esta última semana no ha sido menos interesante, he tenido mucho tiempo de lectura y he adquirido algunos conocimientos básicos sobre el autismo, aparte de apuntar bastantes citas que me llamaron la atención. Apasionante tema. No me estoy terminando de zampar un libro y ya quiero leerme el siguiente, y es que hay mucho material a mi alcance. Además, hoy en el camino de vuelta del trabajo, en bici, he tenido la ocasión de conversar con un compañero del trabajo, que venia por el mismo camino y resulta que también conoce el Go, aunque no sabe jugar. Le comenté que esa es la verdadera razón de mi interés por el autismo, y creo que le hice un poco de cosquillas con el tema, no quiero ser iluso pero la conversación promete.
No queda mucho que contar, sólo sueños y unas cuantas dudas respecto al futuro. El plan es ponerme en contacto con unas cuantas personas determinadas para explorar las opciones que hay para mi chica de aprender alemán e integrarse aqui, la búsqueda del sueño alemán ha empezado. Encrucijadas pensaba, pero veo que todo se va desencrucijando casi por sí solo. Comienza der goldene Oktober.
Qué bueno tener noticias tuyas fra, y más así contadas que es como estarte oyendo en la cocina de casa. Los aterrizajes, cuando no se hacen en «modo tribu», tienen esos momentos de soledad e incomprensión inevitables. Pero piensa que te estás librando de lo peor: la pequeña y perversa pequeña burocracia que uno tiene que vencer para las cosas más básicas cuando llega a un país nuevo. Tener a tu abuela ahí, con una casa ya en marcha, sin papeles por conseguir ni contratos por hacer, no sabes cuantas angustias te ahorra! Y qué grande que encontraras ya el club de Go. Tienes que contar más de éso!!!
Por cierto, por qué no te instalas el CGoban (el que viene en la distro de Ubuntu) y echamos unas partidas en el servidor indiano?
Hombre, tengo en cuenta los sufrimientos ahorrados, pero uno siempre quiere más y justo de lo que no tiene, a poder ser con poco esfuerzo, y es un proceso muy emocional, poco controlable desde la razón. El club de Go me lo busqué ya antes de llegar, ya sabemos que estoy en la potencia occidental de Go y sería estúpido ignorarlo, aunque me cueste non stop y poco sueño una vez a la semana, es un sacrificio necesario. Ya iré comentando mis aprendizajes, pocos por ahora, pero valiosísimos ya. Esto de jugar y conversar con gente que ya jugaba antes de la caída del muro es un gran honor tengo que decir. Por cierto, el Cgoban3, a mi parecer, sí permite usar otros servidores, único problema es que no encuentro los datos del vuestro. Encantado juego con vosotros, comento partidas y os enseño lo poco que sé. Es más, encantadísimo.